¿POR QUÉ SE RECOMIENDA NO USAR PAPEL DE ALUMINIO EN EL CARLOS III?

Diariamente se arroja en el recreo alrededor de un kilo de papel de aluminio que ha servido de envoltorio al almuerzo (sin contar el aluminio que llevan los envases tipo brick). Vivimos inmersos en la cultura de “usar y tirar”, pero  la alternativa al uso del aluminio para envolver los bocadillos ya existe: los envoltorios reutilizables. 

El aluminio se extrae de una roca sedimentaria, denominada bauxita, que está formada entre otros por óxidos de aluminio. Aunque esta roca se encuentra por casi toda la corteza terrestre, sus principales yacimientos se encuentran en los trópicos, en zonas de clima cálido y húmedo, en ecosistemas de alto valor natural, selvas tropicales con mucha biodiversidad . El aluminio es bastante costoso de obtener, ya que su extracción, transformación y elaboración, supone un consumo elevadísimo de agua y energía. Además de todos los residuos tóxicos que se generan en cada uno de los procesos.

A su vez, es un elemento que tarda cientos de años en descomponerse y actualmente sólo se recicla el aluminio de las latas de refrescos, pero no el papel de aluminio que empleamos en la cocina.

Los estudios de impacto ambiental realizados en la fase de producción de aluminio, determinan que los principales residuos generados en esta fase son: metales pesados, dióxido de carbono, dióxido de azufre y fluoraminas entre otros.

Nosotros sólo nos vamos a fijar el  díóxido de carbono (CO2), causante entre otros del efecto invernadero. Por cada kilo de aluminio producido se eliminan a la atmósfera 9 kg de dióxido de carbono, (CO2). El aluminio que no consumimos, es aluminio que no producimos.

 

De esta manera, cada vez que no traemos aluminio, estamos evitando que se emita a la atmósfera dióxido de carbono. Es decir, estamos evitando que se acelere el proceso de CAMBIO CLIMÁTICO en el planeta, debido al  efecto invernadero, producido por el  exceso de CO2 en la atmósfera.

Colegio Carlos III
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